ASESORAMIENTO A PROPIETARIO Y A INQUILINO
El Arrendamiento de viviendas o locales de negocio supone una forma común de rentabilizar prácticamente cualquier inversión inmobiliaria. Las rentas obtenidas a través de alquileres pueden servir tanto para financiar la inversión en si, como para obtener un ingreso adicional. Sin embargo, una cosa tan sencilla como alquilar una vivienda o un local, puede convertirse en una auténtica pesadilla.
Lo primero que debemos plantearnos - tanto como arrendador o como arrendatario - es ¿qué tipo de contrato nos conviene?, ¿cuál se adecua más a nuestras circunstancias? ¿qué precauciones debería tomar antes de firmar un contrato?
Todo ello sin entrar en los problemas que derivan, en ocasiones, del mismo vínculo contractual:
¿Qué puedo hacer si no me paga el inquilino?
¿Puedo echarlo o tendré que esperar a que finalice el contrato?
¿Qué tengo que hacer para evitar la prórroga del contrato?
Quiere hacer obras sin mi consentimiento: ¿Puedo impedirlo?
Por otra parte, también el inquilino tiene una serie de derechos que no siempre son respetados por el propietario.
Mientras que el propietario - dada la envergadura de su inversión - , siempre se beneficiará del asesoramiento específico de un abogado especializado, para el inquilino también puede ser recomendable acudir a un despacho; sobre todo cuando estamos ante contratos de larga duración, de importe elevado o cuando concurren otros aspectos de cierta relevancia económica.
Preguntas como las arriba descritas, tan habituales para alguien que conoce la materia, pueden convertirse en un suplicio, que, en ocasiones, con información previa a la firma de un contrato por parte de un profesional ni si quiera hubieran surgido. Prestar la debida atención en todas las fases de la contratación y ser algo previsor a la hora de detectar los problemas que se van produciendo puede no sólo evitarle dolores de cabeza, si no la incursión en un proceso civil y en ocasiones, los gastos que de este se deriven